El pasado lunes después de dar tres lecciones que nos
pidieron los profesores, cada una en diferentes grados de conocimiento, y
después de evaluar la calidad de nuestra explicación y conocimientos alcanzados
por los alumnos; nos dimos cuenta de la responsabilidad que sentimos a la hora
de enseñar algo. Quizás en parte “mitificando” este proceso, de modo que
ponemos toda la importancia y responsabilidad en nuestra explicación.
En nuestro caso después de la evaluación, nos dimos cuenta
que entre las tres explicaciones dadas, en la que más nos costó transmitir y/o
peor llegaron los conocimientos a los alumnos fue en la primera lección. Siendo
esta a su vez la que mejor dominábamos y de la que más conocimientos teníamos.
Puede ser que le diéramos más importancia por ser nuestra
área específica, explicando quizás de más, o que su percepción fuese similar a
la nuestra.
Este puede ser uno de
los miedos o presiones que nos imponemos como profesores, ya que cuando más
sabemos sobre un área, más queremos explicar sobre esta. Esto por su parte puede ser una trampa para el alumno ya que
puede dar lugar a una información excesiva y/o fuera de lugar para el nivel o
competencias a adquirir por el alumnado.
Como alternativa a esta cuestión se podrían plantear
otros tipos de aprendizajes en los que la
participación del profesor sea menor y mayor la del alumno (Aprendizaje por
descubrimiento, aprendizaje práctico, mediado, constructivismo,...). Logrando así
igualmente un aprendizaje más dinámico y activo para el alumno. Por su parte, este
método es menos definido o estricto, de modo que se adapta a los diferentes
niveles del alumnado, ya que en cierto modo el nivel inicial lo marca el alumno.
Siendo también más o menos progresivo con respecto a las aptitudes de ellos o
cada uno de ellos.
Por otra parte, pienso que estas técnicas no deben
justificar la relajación por parte del profesor. Sino ser tomados como una
herramienta más de los tipos de aprendizajes. Dado que en cierta medida el
alumnado puede requerir una mayor intervención en el proceso de aprendizaje por
parte del profesor.
Este razonamiento supone una visión autocritica y evaluación
de nosotros mismos. No solo un control de los conocimientos específicos de
nuestra área, que a cierto punto tendremos que demostrar, sino que también
supone el dominio de los diferentes tipos y procesos de aprendizaje con los que
nos podemos ayudar tanto a nosotros en nuestra tarea de profesor como a los
alumnos en su tarea por aprender.
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