jueves, 14 de noviembre de 2013

Incidente crítico en una reunión con padres.

Buenas tardes a todos. Soy Esther, alumna de la especialidad de Lengua Castellana y Literatura. Aquí os dejo mi incidente crítico. Creo que os resultará interesante porque no tiene lugar en el contexto del aula, sino que implica a los padres de un alumno. Como sabéis, las situaciones conflictivas con los padres en las escuelas e institutos están a la orden del día, así que me pareció interesante reflexionar sobre cómo reaccionaría yo ante una situación de estas características y qué medidas tomaría para enmendar los errores que pudieran surgir de una actuación precipitada. He hecho ciertas sugerencias en el punto 4. Intervención y seguimiento, pero me gustaría que si las tenéis, aportarais las vuestras. Gracias por leerme y buen fin de semana.

El incidente crítico que me he propuesto describir tiene lugar durante una entrevista de la profesora –Laura- con el padre de uno de sus alumnos, al que ha decidido citar porque ha observado que, aunque su nivel en la asignatura es bueno en general, tiende a flojear en las “tareas” que encomienda al grupo para trabajar en casa, razón por la cual está obteniendo unas notas bastante bajas en esos trabajos. La docente en cuestión es tutora de este chico –Álvaro-, que pertenece a un grupo de tercero de la ESO, y, aunque todavía no ha terminado la primera evaluación, teme que la falta de esfuerzo del muchacho provoque el suspenso de la asignatura. Por ello, decide convocar a los padres de Álvaro a una reunión para recabar información sobre los hábitos de estudio de Álvaro y si han comprobado que tiene dificultad con la asignatura. Sin embargo, a la reunión solo acude el padre, ya que la madre de Álvaro no ha conseguido pedir permiso en el trabajo.

-          Buenos días, ¿es usted el padre de Álvaro, verdad?
-          Sí, buenos días.
-          Bueno, le he pedido que nos reuniéramos porque…
-          Sin rodeos, vaya usted al grano. ¿Qué le pasa con mi hijo?
-          ¿Cómo dice?
-          Sí, que qué tiene con él. Me resulta curioso que el niño haya sacado toda su vida buenas notas en esta asignatura y de repente, ¡hala, al borde del suspenso!
-          ¿Al borde del suspenso?
-          Sí, por lo visto usted no le ha puesto más que cincos raspados en los trabajos que ha hecho. ¿Qué pretende?
-          Vamos a ver. En primer lugar, Álvaro no está al borde del suspenso porque estamos al principio de curso, o sea que tiene tiempo para ir mejorando. Además, es normal que en tercero se flojee un poco más, tenga en cuenta que el nivel de exigencia es más fuerte.
-          Yo no estoy hablando del resto del curso, es su asignatura la que le da problemas a mi hijo, y lo sé porque él dice que no entiende el porqué de esos cincos raspados, que en las demás asignaturas no le pasa. Quiero que me explique qué hace para que le ponga esas notas.
-          Bueno, si me deja continuar le diré que esas notas tan raspadas son simplemente avisos para que espabile y se esfuerce un poco más, porque yo creo que tiene capacidad de sobra.
-          ¿Que no se esfuerza? Yo le veo todos los días en casa haciendo sus cosas, como ha hecho siempre.
-          Ya, pero el caso es que seguramente ese rato que emplea en hacer “sus cosas” como usted dice o no es suficiente o no lo utiliza de manera productiva.
-          ¿Qué insinúa?

-          Yo no insinúo nada. Estoy tratando de decirle que sospecho que Álvaro no sabe cómo aprovechar su tiempo de estudio adecuadamente, y ahí es donde quería llegar. Quería preguntarle si usted o su mujer han observado cómo estudia su hijo.
-          ¿Cómo? ¿Qué quiere, que nos dediquemos a vigilar al chaval como si fuéramos policías? De eso nada.
-          Creo que no me entiende. Lo que quiero decir es si se han fijado por ejemplo en cómo hace los ejercicios, y si les ha comentado que tiene alguna dificultad. ¿Les pide ayuda?
-          Pues no, no nos pide ayuda. Pero es que para eso ya están sus profesores. Yo llego hasta las narices –por no decir una cosa más fuerte- de trabajar y lo último de lo que tengo ganas es de ponerme a hacer deberes con el chaval como si estuviera en parvulitos. Si tiene catorce años ya… Que usted no le sepa enseñar es otra cosa.
-          Yo hago mi trabajo lo mejor que puedo. Pero estoy intentando decirle que ustedes en casa también tienen que colaborar… No se trata de vigilar a Álvaro, se trata de asegurarse de que aprovecha bien su tiempo de estudio, y ahí es donde entran ustedes, su familia.
-          Yo lo único que sé es que veo al chaval estudiando como siempre. Pero yo que usted no estaría tan seguro de lo bien que hago mi trabajo cuando resulta que luego ocurren estas cosas. Algo tendrá su forma de trabajar o las tareas que manda que no funcionan.

Ø  Análisis del incidente crítico según las Pautas para el análisis de los incidentes críticos (PANIC) señaladas por Carles Monereo en su libro Docentes en tránsito.

1.       Descripción del contexto en el que se sitúa el IC. Antecedentes.

El incidente ha tenido lugar en una entrevista que la profesora ha decidido convocar con objeto de obtener información sobre el alumno para poder actuar en consecuencia. Álvaro, que siempre ha obtenido buenos resultados en la asignatura que imparte Laura, ha comenzado a bajar su rendimiento, y dice no tener ni idea de por qué ha sacado notas tan bajas en las tareas que la profesora manda al grupo para trabajar en casa. La reunión se produce en el despacho correspondiente al departamento de la asignatura, sin más presencia que la de la profesora y el padre convocado.

Una circunstancia a tener en cuenta es que Laura ejerce por primera vez en el centro educativo, de modo que posee más bien poca información acerca de sus tutorandos. Por otro lado, en la información preliminar que ha recibido acerca del grupo por parte del centro no consta que haya ningún alumno que tenga una dificultad específica de aprendizaje; el nivel de los alumnos es medio y ella trata de adaptar las tareas en consecuencia, pero sabe que si Álvaro aparenta tener un buen nivel pero no lo refleja en las “tareas” previas al examen, hay algo que falla. Además, a pesar de haber recibido la formación adecuada y de que le encanta su trabajo, le afecta bastante la opinión que los demás tienen de ella; encaja las críticas, pero si se las formulan de manera agresiva, le resulta difícil no apocarse.

2.        Descripción del IC.

Se trata de un incidente crítico relativo a la relación entre profesores, alumnos y padres. No parecía haber un conflicto latente; de hecho, la situación ha pillado a Laura por sorpresa. Cuando el padre de Álvaro la increpa directamente preguntando “-¿Qué le pasa con mi hijo?-“, se queda de una pieza. Ella no cree haber dado a entender que el problema esté en Álvaro, pero el padre entiende que esta profesora le tiene “manía” a su hijo, y ha venido dispuesto a cantarle las cuarenta si hace falta.

A pesar de que ella intenta reconducir la situación y hacer ver al padre de Álvaro que su intención es simplemente recabar datos sobre el muchacho para solucionar la situación (“Creo que no me entiende. Lo que quiero decir es si se han fijado por ejemplo en cómo hace los ejercicios, y si les ha comentado que tiene alguna dificultad”), y que las notas más bajas son simplemente una manera de darle un toque de atención, el padre continúa en sus trece y manifiesta que no está dispuesto a “vigilar” a su hijo porque este ya tiene edad para ser responsable de sí mismo (“…lo último de lo que tengo ganas es de ponerme a hacer deberes con el chaval como si estuviera en parvulitos. Si tiene catorce años ya…”). Pero va más allá, pues acaba por cuestionar el buen hacer de la docente: -Que usted no le sepa enseñar es otra cosa”. Esto supone un golpe de efecto para la profesora, que se siente atacada e intenta defenderse (“-Yo hago mi trabajo lo mejor que puedo.”), para después intentar de nuevo que el padre atienda a su petición. Sin embargo, resulta inútil; por toda respuesta, el padre vuelve a cuestionar su profesionalidad y rechaza toda responsabilidad en el asunto.

3.       Actores que intervinieron en el IC.

Actor 1: Laura, profesora-tutora de Álvaro.

Como hemos explicado, a Laura suelen afectarle mucho los ataques frontales como el que acaba de recibir por parte del padre de su alumno. Su intención, desde luego, no era manifestar que el problema estaba en Álvaro; solo quería obtener datos externos para saber de dónde venía el problema y poder actuar en consecuencia, además de informar a los padres de la bajada de rendimiento del muchacho. Su reacción al incidente crítico ha sido la defensa, porque le afecta profundamente que alguien cuestione su competencia en su profesión, que eligió porque le encanta. No obstante, al afirmar que ella hace su trabajo “lo mejor que puede”, está cediendo ante el ataque del padre de Álvaro, al que da a entender con esta frase que no está totalmente segura de que hace bien su trabajo. De hecho, aunque sabe que hace todo lo que está en su mano y todo lo que debe, su inseguridad le lleva a cuestionarse si realmente el problema no estará en ella, y eso es precisamente lo que hace que el padre de Álvaro  se reafirme en su posición y no quiera aceptar su parte de responsabilidad en la educación de su hijo.

Actor 2: el padre de Álvaro.

Bajo su punto de vista, la responsabilidad de sacar buenas notas es de Álvaro; el no tiene por qué “vigilarle” para que mantenga el nivel académico al que les tiene acostumbrados. Si su hijo se esfuerza y aún así no obtiene buenos resultados, entonces el fallo debe ser del profesor, que no está haciendo bien su trabajo. Sin embargo, a pesar de que Álvaro se queja de no entender por qué han bajado sus notas, no le ha ofrecido ayuda para ver qué dificultades tiene, porque sostiene que su responsabilidad es trabajar para mantener a su hijo, no ocuparse de que estudie correctamente. La ayuda tienen que ofrecérsela los profesores, en todo caso.

4.       Intervención y seguimiento.

En lo que se refiere a Laura, su respuesta ante alguien que está cuestionando su profesionalidad no es la adecuada. Al decir “Yo hago mi trabajo lo mejor que puedo”, está dando a entender que podría hacerlo mejor, y eso provoca que el padre de Álvaro la siga atacando. Seguramente, tendría que haber empezado por tranquilizar a este padre antes de que a él le hubiera dado tiempo de atacarla de la manera en que lo ha hecho. Por ejemplo, podría haberle avisado por teléfono o en una nota de que el motivo de la reunión no debía preocuparle, porque solo busca recabar datos que no conoce sobre su alumno. Por otro lado, una medida que podría haber resultado útil habría sido convocar a la junta de profesores de su grupo para comprobar si, como señala el padre del chico, la bajada de rendimiento se ha producido solo en si asignatura o si está ocurriendo a nivel general. En caso de comprobar que solo ocurre en su asignatura, lo siguiente sería plantearle al padre durante la reunión que ella, por su parte, va a revisar las tareas que manda para identificar en qué podría tener problemas Álvaro y qué puede hacer ella para solucionar esas carencias, pero remarcando a la vez que sería conveniente que en casa estuvieran atentos a cómo trabaja el muchacho.


Estas son medidas que convendría haber tomado antes de que se produjera el IC para evitarlo y que en todo caso, pueden emplearse en una reunión posterior. De hecho, otra posible solución al IC es convocar otra reunión en la que estén presentes ambos padres para comprobar si tienen la misma actitud respecto a este problema y para “tranquilizarlos” a ambos. Tampoco estaría de más informar al jefe de estudios de la actitud que ha tenido el padre durante la reunión, de modo que estuviera informado y prevenido ante otro posible incidente más grave. Por último, en caso de que las actuaciones de revisión por parte de la profesora no tuvieran éxito, sería recomendable acudir al departamento de orientación en busca de ayuda. 

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